Hace pocos días tuve la oportunidad de reunirme con varios de familiares y amigos, la mayoría de ellos mayores o muy mayores.
Tras dicho encuentro recordaba cómo cada uno de ellos en apenas hace 15 o 20 años, eran más productivos, activos y/ enérgicos, hecho que en la actualidad no es de este modo, no por qué no quieran, sino porque los años han pasado y con ellos las capacidades físicas, mentales y emocionales también se han visto transformadas.
Tal situación me permitió recordar que vivimos una única vida, motivo por el cual es fundamental aprovechar esta al máximo dado que cada día que pasa es menos el tiempo que tenemos para hacer de esta lo que realmente queremos que sea o vivirla como deseamos.
Otro de los aprendizajes o lecciones valiosos que tal encuentro me dejó es el hecho de recordar que nuestra energía y vitalidad, es otro de los recursos silenciosamente limitados que poseemos, pues pese a que hoy la dispongamos en abundancia o al menos sea aquella la sensación que poseamos, este poco a poco se va haciendo escaso.
Por tanto, como con cualquier recurso limitado, es pertinente cuidar muy bien cómo invertimos dicho recurso o cómo lo gestionamos, no solo para su prolongación si no también (¿Por qué no?) para su multiplicación.
De este modo es fundamental que hagamos conciencia de dos recursos tan valiosos como son el tiempo y la energía, seleccionando muy bien donde depositar estos y revisando constantemente si es el mejor uso que podemos dar a un par de recursos tan limitados y relevantes.
¿Estás aprovechando lo mejor que puedes tú tiempo y tú energía? o consideras aquellos por lo pronto poco o nada importante?